En el Concejo del Valhalla, los dioses acuerdan unánimemente extinguir a la raza humana. Pero Brunilda, la mayor de las hermanas valquirias, se opone.

En el primer combate de la batalla de Ragnarok, Lü Bu, el caudillo militar de la dinastía Han, lucha contra el dios nórdico Thor y sorprende a los dioses presentes.

Para darle a Lü Bu la ventaja frente a Thor, Brunilda convoca a su hermana Randgriz para que se transforme en un arma sagrada que rompe escudos.

La poderosa técnica Geirröd del martillo de Thor le aplasta las piernas a Lü Bu. Cuando parece que todo está perdido, llega su leal caballo Liebre Roja.

Para el siguiente combate, eligen al padre de la humanidad y el hombre que odia a los dioses más que ningún otro ser humano: Adán.

Zeus insiste en enfrentarse a Adán, que hace equipo con la valquiria Reginleif para conseguir un arma muy particular: un puño de acero.

Justo cuando parece que Adán le dará a la humanidad la victoria que tanto anhela, Zeus saca fuerzas para preguntarle el verdadero motivo de su lucha.

Zeus finalmente adoptó su forma más poderosa. Sin embargo, puede que no se mantenga en pie mucho tiempo más después de la paliza que recibió.

La humanidad está desesperada por ganar el próximo encuentro, pero el dios contrincante es uno de los más poderosos de todos: Poseidón.

Aunque Kojiro Sasaki usa su formidable golpe Tsubame Gaeshi para rematar a Poseidón, el dios de los mares no se hunde tan fácilmente.

Mediante el poder de la valquiria Hrist, el acero roto de Kojiro se convierte en dos espadas, lo que le da acceso a las profundidades de su fortaleza interior.

A pesar del movimiento secreto de Kojiro, Niten Ganryu, los intensos ataques de Poseidón continúan agotándolo. Pero la batalla aún no termina.

Los dioses quieren impedir a como dé lugar que los humanos ganen la siguiente ronda, por lo que llaman al combate al único e inigualable Hércules.

Los espectadores se dan cuenta de que los tatuajes de Hércules están mucho más grandes y que, si siguen creciendo, el héroe podría sufrir una dolorosa muerte.

En la Londres de finales del siglo XIX, el joven hijo de una prostituta tiene un don especial que le ayuda a enfrentarse a su dura realidad.

A pesar de haber perdido el brazo, Hércules no se detiene ante nada y reúne la fuerza necesaria para lanzar su movimiento más poderoso: el Duodécimo Trabajo.

Una cuarta ronda brutal lleva a los contrincantes a su límite. Cuando finalmente anuncian al ganador, nadie celebra.

Para sacar partido del buen momento de la humanidad, Brunilda visita al colosal Tameemon Raiden, el luchador de sumo más fuerte de la historia.

El contrincante que entra a la arena de sumo para enfrentarse a Tameemon Raiden es el mismísimo dios de la destrucción: Shiva.

Hace años, Shiva compartió momentos felices con su mejor amigo Rudra. Un día, Rudra le pide a Shiva que lo acompañe a conquistar la cima de un monte.

Cuando era niño, Raiden limitaba su verdadera fuerza para no hacerle daño a los demás. Sin embargo, en esta reñida batalla, no tiene la intención de contenerse.

La batalla llega a su emocionante final. Incluso Zeus está impresionado por la valentía de los humanos, pero no se detendrá hasta que la victoria le pertenezca a los dioses.

Con el marcador casi igualado, Buda anuncia que luchará en la ronda siguiente, ¿pero para qué bando?

Impactado al ver el enorme sufrimiento que deben soportar los humanos, Zerofuku decide absorber toda su infelicidad, pero sus esfuerzos no alcanzan para terminar con el dolor.

Había una vez un príncipe que nació en cuna de oro y tenía el mundo en sus manos. Pero un día decidió dejar todos sus privilegios atrás...

Nadie sabe quién es la extraña criatura nueva, pero está claro que es muy fuerte. Y lo más preocupante: Buda no puede anticipar los movimientos de su oponente.

Parece que el encuentro ha terminado, pero Buda se levanta más fuerte que nunca. ¿Podrá obtener otro valioso punto para los humanos?