Una joven aspirante a idol regresa a su hogar tras fracasar en su intento por ser popular, pero el destino le tiene reservado un destino muy peculiar: un acuario.

Fuuka comienza a trabajar en el acuario e incluso la familia de Kukuru le deja vivir con ellos, pero no esperaba que el acuario fuera tan duro, y mucho menos, que las circunstancias de su nueva compañera fueran tan duras.

El acuario Gama Gama prepara una piscina infantil para que los niños puedan tocar los animales marinos, y será una nueva experiencia para Fuuka, quien tendrá que superar sus miedos y ponerse de nuevo cara al público.

La madre de Fuuka llega al acuario Gama Gama para llevársela consigo a casa, pero Fuuka no está prepara para volver, así que solo le queda una opción: huir de nuevo.

Kururu y Fuuka deciden probar a vender dulces en el acuario para atraer más gente, pero necesitan la ayuda de Udoncita... ¡y será lo único que le pidan en la vida!

El acuario consume el tiempo de todos, así que el abuelo les da el día libre en general para que disfruten.

El acuario Gama Gama obtiene permiso para visitar el hospital y crear un acuario ambulante por un día para los niños, pero hay una condición: se prohíben los cangrejos.

Una chica nueva llega al acuario para hacer prácticas antes de la apertura del nuevo acuario del centro de la ciudad, pero no parece estar contenta con el sitio que le tocó para las prácticas y Kukuru la odia profundamente por ser una enemiga.

Mientras Kukuru lucha desesperadamente por mantener su sueño, Fuuka recibe una llamada que le permitirá recuperar el sueño que creía perdido.

Un tifón se acerca a Okinawa y Kukuru se atrinchera sola en el acuario en un nuevo intento por evitar su cierre, aunque no comprende los motivos de su abuelo.

Llega el día de cierre de Gama Gama y las emociones están a flor de piel. Un sueño muere, pero la vida sigue y pueden nacer otros nuevos.

Comienza una nueva época para Kukuru y el resto de Gama Gama, ahora como empleados de Tingaara. Pero este es un acuario enorme y menos familiar, así que todo es muy diferente de cómo era en Gama Gama, en especial para Kukuru, quien acaba en un puesto que no es el que esperaba.

Fuuka regresa por sorpresa. Aunque Kukuru no lo sabía, ella también trabajará en Tingaara, donde queda como encargada de cuidar de los pingüinos.

Kukuru recibe el encargo de preparar una nueva exhibición y de sus opciones se seleccionan las babosas de mar. Pero son complicadas de alimentar y ella todavía piensa más como una criadora que como alguien de ventas.

Haebaru parece tener problemas en el trabajo y Kukuru se ofrece a cubrirla, aunque esto desencadenará una discusión que tiene un motivo oculto que ella no esperaba.

Fuuka y Kukuru tienen coinciden en su día libre, así que con ayuda de Udoncita preparan una fiesta para todos sus compañeros de trabajo donde quieren ayudarles a relajarse y atenderles todo lo que puedan.

En Tingaara preparan un nuevo evento en el que el personal se disfrazará de peces para que los niños intenten adivinar cuáles son y todos se implicarán mucho.

A Tingaara llegará un grupo de la televisión para hacer un programa sobre la primera zambullida de la nueva bebé pingüino, pero quien lo presentará será la antigua compañera idol de Fuuka. ¿Cómo llevará la joven el que su pasado acuda a ella en este encuentro casual?

Kukuru sigue trabajando en ventas y enojada porque su jefe parece odiarla. Cuando un delfín se pierde en la costa cerca del acuario ella quiere ir a ayudar, pero no tarda en comprender que debe centrarse en su nuevo proyecto laboral. ¿Cuáles son sus prioridades?

Kukuru está deprimida por sus altibajos en el trabajo y la desaparición de Gama Gama, lo que hace que decida huir de todo y preocupe a Fuuka y a sus compañeros y amigos.

Kukuru sigue esforzándose en su proyecto de Tingaara Wedding, aunque parece complicado aunar todo lo que quiere la planificadora y lo que le gusta a ella, pero con la opinión de los demás, comenzará a aclarar las cosas... pero tal vez cierta noticia la sorprenda.

El futuro se aproxima irremediablemente y tanto Kukuru como Fuuka comienzan a pensar en sus futuros, en lo que quieren hacer ellas y por los animales que tanto atesoran, y puede que sus propias decisiones las sorprendan al entenderse mejor a sí mismas.

Las chicas siguen esforzándose por su futuro, Kukuru en ventas y con su primera boda, y Fuuka preparándose fuera como quería. Ambas siguen sus sueños, con dudas, pero luchando por hacer que lo que han escogido sea lo que debe ser.