Un coleccionista llamado Kyouma Mabuchi es llamado por Mary a confiscar bobinas ilegales adquiridas por una ambiciosa pandilla local. El Kyouma espera en posición, se sorprende al ver a la chica secuestrada traída, pero trata con los criminales de todos modos. La última situación delictiva agarra a la chica como rehén, pero Kyouma no se mueve y la chica se ve obligada a defenderse, arrojando un sofá a su atacante y revelándose a sí misma como un robot. Ella golpea a Kyouma inconsciente en aparente vergüenza y se escapa con la mayoría de las bobinas ilegales. Albert Schuman, que lo reprende por quedarse dormido en el trabajo.

La chica robot, Mira Yurizaki, creyendo que su padre estaba muerto, suplica convertirse en un coleccionista para seguir su última instrucción: "perseguir a los bobos ilegales". Mary concede su deseo y Kyouma de mala gana acepta trabajar con ella. Los dos van al acontecimiento altamente divulgado de un ladrón de arte extraño, enmascarado apodado "perdedor" como él nunca logra robar la obra de arte en sus robos. Mientras Mira traza la fuente de los alimentos de la cámara de Loser, Kyouma se infiltra en el museo y se enfrenta al perdedor mismo. Mientras que hace su manera abajo a la nueva exhibición del museo, Perdedor deja encendido que él sabe sobre el pasado de Kyouma, y ​​que la obra de arte contiene su blanco verdadero: una bobina "numerada" especial.

El fantasmal Shiro Kamiki le dice a Mira que exterminará a cualquiera para proteger su mundo. Las figuras espectrales salen de la niebla para atacar a los del hotel. Kyouma se da cuenta de que se efectúan con agua embotellada, y Albert dispara los rociadores del hotel para detenerlos. Mira lucha con su propia mortalidad y hace cumplir su voluntad sobre la lógica del mundo atado, encontrándose con otro "fantasma" antes de despertar para decirle a Kyouma que los Números están ocultos dentro de la presa.