Diego es un joven y exitoso publicista cuya vida quedó marcada el día en el que perdió a su mejor amigo tras un accidente al volante. Él conducía el coche siniestrado y salió ileso, lo que todavía le tortura más. Tras una noche de juerga, María, amiga íntima de la hermana de Diego (y hermana a su vez del amigo fallecido de Diego) desaparece. Diego se toma la empresa de encontrarla como la única oportunidad de enmendar el fallo del pasado que arruinó su vida. Así, pone en marcha todos sus contactos para tratar de que la investigación policial sea exitosa lo antes posible. Su padre, amigo del Ministro de Interior, mueve los hilos y el caso cae en manos de Ana, una de las más capaces inspectoras del cuerpo de policía. Del mismo modo, su amigo Dani le pone en contacto con Paula, una famosa y popular presentadora de televisión, que tiene un programa sensacionalista de sucesos. La investigación del caso se pone en marcha...

La investigación, aparentemente, cae en punto muerto al haber entrado en coma el principal sospechoso. Sin embargo, con la ayuda de Paula, la presentadora de televisión, con la que Diego inicia una relación, se abre una nueva pista: una grabación de una cámara de seguridad donde se ve cómo un chico secuestra a María cuando ella sacaba dinero de un cajero.

La investigación, liderada por Ana (que cada vez se siente más atraída por Diego) se pone en marcha otra vez y señala a un nuevo sospechoso: un joven venezolano con antecedentes.

Todo el mundo se siente derrotado tras la noticia de la muerte de María. Diego, sin embargo, se resiste a rendirse. Prosigue, por su cuenta, las averiguaciones. Embarca pronto a Ana en esta investigación particular. La atracción entre ambos es ya muy evidente.

Ana y Diego descubren un nuevo hilo suelto. El joven presuntamente autor del asesinato no era venezolano, sino colombiano, y manda periódicamente dinero a una dirección concreta en su país natal. Diego y Ana deciden trasladarse hasta Colombia y continuar la investigación allí. Lo hacen al margen de la legalidad, se juegan el todo por el todo en este viaje.

De camino al pueblo de origen del presunto asesino, Centeno, un tipo duro local contratado para ayudarles, secuestra a Ana y a Diego. Si quieren continuar con su investigación, y acceder al pueblo del posible asesino de María, no les queda otra opción que desembarazarse de su captores cuanto antes. El tiempo juega siempre en su contra. La vida de ambos protagonistas está en serio peligro, nadie sabe que se encuentran allí...

Wilson, el hermano del anterior sospechoso de haber matado a María, se niega a colaborar con Diego y Ana por miedo a la siniestra organización que está detrás de todo, éstos se desesperan. La investigación, sin esta ayuda, esta abocada al fracaso.

En un último intento a la desesperada, Diego y Ana, unidos por una relación sentimental, tiran de una pista débil y confusa que apareció durante la investigación en un primer momento. Sus esperanzas son pocas, pero aún sin creérselo, dan con una vía sólida para resolver el caso.

Dani está mal herido y Diego y Ana no saben qué hacer: se encuentran perdidos en mitad de Senegal, sin recursos ni posibilidad de seguir a los malhechores. Se encaminan a un poblado donde tratan de salvar la vida de Dani.

Además, saben que el tiempo que están perdiendo en ese poblado es vital para seguir el rastro de los criminales que secuestraron a María. La esperanza está a punto de perderse, justo cuando estaban más cerca que nunca de encontrarla y salvarla.