En el sur de Londres, un joven, Abdullah Asif (Sam Otto), recibe un disparo y entrega una pizza. El detective a cargo, DI Kip Glaspie (Carey Mulligan), descubre rápidamente que el gerente de pizza Laurie Stone (Hayley Squires), envió inexplicablemente al refugiado sirio Abdullah en lugar del conductor regular Mikey Gowans (Brian Vernel). En la escena del crimen, KIP despide al insistente periodista Robert Walsh (Mark Umbers), y recibe información de su compañero DS Nathan Bilk (Nathanial Martello-White). El asesinato parece profesional, pero el único testigo: una joven mujer drogada con drogas en la esquina de la calle ...

El gerente de la pizzería Laurie visita a Jane para confesarse culpable por haber enviado a Abdullah a la muerte, pero desaparece poco después mientras la policía encuentra fajos de billetes en su piso, lo que lleva al arresto de Mickey por tráfico de drogas desde su lugar de trabajo. La capitana del ejército Sandrine Shaw, después de ver al psiquiatra Xan Schofield en una consulta de estrés postraumático, hace una críptica llamada que intriga a CO Dyson. Kip entrevista a las hermanas de Abdullah en un centro de detención de inmigrantes junto con el agente racista del MI5 Sam Spence. No dan nada, pero Kip está seguro de que se están escondiendo ...

Sandrine está cada vez más cargado. Peter Westbourne la rastrea, pero no logra calmarla. Sandrine regresa a la base del ejército, recupera su arma y desaparece. Enfrentados a un segundo asesinato, Kip y Nathan luchan por descubrir cómo están conectados los dos asesinatos. Kip está convencido de que el MI5 está filtrando información a los medios.

A medida que la red entra, DI Kip Glaspie entra en una peligrosa jugada de poder con el MI5. ¿Pero es demasiado tarde para salvar a todos los involucrados?