Estamos a mediados del siglo XI. Ruy es un joven que acaba de ser nombrado escudero del príncipe Sancho, hijo mayor del rey Fernando de León. Una noche descubre que alguien a quien ama está involucrado en una conspiración para derrocar al Rey. Desde entonces, Ruy se ve atrapado entre su lealtad al deber y su corazón.

Flaín quiere al hombre que trastornó la conspiración. Rodrigo sabe que fue su nieto, por lo que piensa enviarlo a Vivar. Por otro lado, Ruy se resiste a dejar al Rey a expensas de Flaín, pues ve que la única solución es acabar con la vida del Conde de León. Cuando parece que todo va a empezar, las tropas navarras llegan a la frontera y declaran la guerra a León.

Fernando envía a su hijo, Sancho, con un pequeño ejército a Zaragoza para enfrentarse a su hermano, Ramiro, el rey de Aragón. Antes de irse con Sancho, Ruy le revela al Rey que Flaín intentó matarlo. Fernando comienza a investigar quién lo traicionó. Mientras tanto, Ruy deja a León ignorante del hecho de que Flaín envió a un sicario dentro de la tropa para matarlo.

Los tropos castellanos con Sancho y Ruy libran una batalla superada en número contra los aragoneses. Cuando todo parece perdido, el resultado parece totalmente inesperado. En León, Fernando descubrió quién estaba conspirando contra él.

Tras la posterior enfermedad de Fernando, Sancho y sus tropas regresan a León. Ruy le dice a su abuelo que Flaín envió a alguien a matarlo. Rodrigo sabe que la vida de su nieto está en peligro. Flaín, por otro lado, no renuncia a su misión de conspirar contra el Rey moribundo y decide intentar tomar el poder antes de su muerte. No sabe que Urraca todavía tiene una carta que jugar.