Él, un misterioso ser inmortal, es enviado a la Tierra sin emociones ni identidad. Sin embargo, es capaz de tomar la forma de aquellos que lo rodean y que tienen un fuerte ímpetu. Al principio, es una esfera. Luego, imita la forma de una roca. A medida que la temperatura desciende y la nieve cae sobre el musgo, hereda el musgo. Cuando un lobo herido, solitario llega cojeando y se acuesta para morir, toma la forma del animal. Finalmente, gana conciencia y comienza a atravesar la tundra vacía hasta que conoce a un niño. El niño vive solo en un pueblo fantasma, que los adultos abandonaron hace mucho tiempo en busca del paraíso que se dice que existe mucho más allá del mar interminable de tundra blanca. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, y ahora el niño se encuentra en un estado crítico. Adquiriendo la forma del niño, emprende un viaje sin fin, en busca de nuevas experiencias.

En un futuro no lejano, el mundo ha avanzado hasta el punto en que los avances tecnológicos han permitido a los humanos regenerarse y vivir casi para siempre. Cuando comienza a crecer el número de suicidios de adolescentes, un detective (Yvan Attal) intentará averiguar el por qué. Junto a una rebelde veinteañera (Garance Marillier), ambos navegarán en un mundo de religiones alternativas, conspiraciones y decisiones de vida o muerte.