Boston sufre una conmoción por una explosión de tal ferocidad que deja sin aliento incluso a los miembros más duros de la brigada antiexplosivos de la ciudad. Todas las pruebas apuntan al terrorista más temible y más hábil al que se han enfrentado nunca, un enigma para todos... excepto para el jefe de la unidad, Jimmy Dove. Enfrentado a un adversario mortal, que Dove consideraba parte de un pasado ya enterrado, inicia una persecución tan personal como desesperada.
Seattle está sumida en el caos a causa de un psicópata experto en explosivos. Ha colocado potentes bombas en diversos puntos de la ciudad, y el único que parece capaz de detenerle es Pierce, un experto en explosivos que había pertenecido al cuerpo de artificieros. Pero Pierce cae en una trampa del criminal, que pretende quitarse las culpas de encima haciéndolas recaer en éste. Kathleen será la única persona desde ese momento que confiará en Pierce, y le ayudará a intentar cazar al terrorista.