Director estadounidense. Escritor antes de involucrarse en el medio cinematográfico, fue un estrecho colaborador de Buster Keaton en los tiempos del cine mudo. Primero a través de los guiones de filmes como La ley de la hospitalidad (Our hospitality, 1923, John G. Blystone & Buster Keaton), El navegante (The Navigator, 1924, Donald Crisp & Buster Keaton) o Siete ocasiones (Seven chances, 1925, Buster Keaton). Su debut en la dirección se produciría, precisamente, en colaboración con el popular cómico, en El maquinista de la general (The general, 1926). A pesar de que seguiría siendo un prolífico director durante los primeros años del cine sonoro, dirigiendo películas para cómicos como W.C. Fields, Stan Laurel y Oliver Hardy, los tres chiflados, el escándalo se apoderó de su carrera cuando Harold Lloyd se dio cuenta de que estaba reciclando gags de sus películas cómicas mudas para las sonoras de otros cómicos. Denunció a Columbia Pictures y ganó el juicio, lo que llevó a Bruckman a ser apartado del cine, aunque seguiría escribiendo guiones. Sólo con la renovación que supuso la televisión volvería a dirigir, esta vez una serie cómica con Abbott y Costello. Un resurgir que desperdiciaría al incidir en sus técnicas plagiarias, por las que Harold Lloyd le volvería a denunciar. En su muerte volvería a relacionarse con Buster Keaton, a quien le pediría prestada una pistola con la escuda de un viaje de caza, con la que se dispararía en la cabeza en un restaurante de Santa Mónica Boulevard.