Top Gun: Maverick (2022)

Written by Martí Roures on December 13, 2022

A ver quién la tiene más grande, parte 2

Toda la maquinaria del Hollywood actual se ha puesto al servicio de la secuela comercial más enigmática presentada en años. La arquitectura del guión es idéntica a su predecesora, pero ahora han rebajado sustancialmente los niveles de testosterona que, por otro lado, hoy en día serían vomitivos. No obstante, parece inevitable para todo patriota americano, blanco, hetero, guapo, cachas y triunfador comprobar quién la tiene más grande, también en 2022, ya que solo hay una piloto femenina metida con calzador entre ellos. Es algo intrínseco en su cultura, y es un concepto que hace mucho tiempo que nos dan bien triturado para digerirlo sin espíritu crítico.

Ningún personaje brilla por sus diálogos o personalidad, pero tampoco hace falta. Esta es una película de aviones supersónicos y habilidades innatas (habilidades americanas, claro).

La vertiente romántica ofrece muy poca química entre los dos protagonistas. Apenas se vislumbra complicidad entre ambos, y la tensión sexual es nula incluso en la escena de cama (por llamarla de alguna forma).

Es un hecho irrefutable que, a pesar de la mediocre habilidad de Cruise para la interpretación, el actor se entrega al 110% en todas sus producciones, aprendiendo nuevas habilidades que mantengan a los dobles y los especialistas bien lejos. Mi respeto, tío.

He leído no pocas críticas profesionales etiquetando Top Gun Maverick como una “película épica”. Y me preocupa porque, sin duda se han perdido las dos épocas doradas del cine norteamericano, y en un profesional del sector eso es lamentable. Aquí no hay nada legendario o glorioso, hay un trabajo de producción impecable que solo confirma lo mucho que se ha ido perdiendo por el camino respecto al Séptimo Arte.