Dorothy McNab está buscando un nuevo mayordomo. Robert Hiller sabe que va a tomar el puesto, pero no hasta que haya obtenido suficientes concesiones.

Dorothy está organizando una cena para un senador estadounidense para asegurar su voto en un proyecto de ley de impuestos para los autores estadounidenses domiciliados en el extranjero. Robert arruina la velada después de haber escuchado a un colega que el Senador tiene la intención de votar en contra del proyecto de ley.

Robert cree que el electricista que Dorothy ha empleado no es competente para llevar a cabo reparaciones domésticas. Dorothy no está de acuerdo, pero cuando el electricista se equivoca, ¿cómo salvará Dorothy su postura?

Robert cae por las escaleras y se lastima el tobillo. Dorothy lo lleva a urgencias y no puede creer cuánto tiempo tienen que esperar.

Sir Percy y su sobrino vienen a casa de Dorothy a tomar fotos para promocionar su último libro. Pero cuando Sir Percy se sobrepasa con Dorothy, Robert dejará de ver el críquet en la televisión para ayudarla.

La madre de Robert viene de visita y le advierte a Dorothy que puede ser exigente. Dorothy pronto descubre que éste es el caso y explica cómo hacer que se vaya.

Dorothy quiere llevar a Robert a Nueva York. Robert teme volar y quiere ir al QE2. ¿Se saldrá con la suya?

La residencia de McNab ha sido robada. A Robert le preocupa que ser un sospechoso debido a una valiosa pintura robada de su trabajo anterior.

Robert tiene un desacuerdo con los hombres de limpia pública sobre la recolección de basura extra. Las cosas se salen de control y se convoca a un supervisor del consejo.

Una amiga estadounidense de Dorothy le ha pedido que repare algunas diferencias que han aparecido en el matrimonio de su hija.

Robert toca sus discos demasiado fuerte haciendo que su vecino, el señor Begley, venga a quejarse. Él irrita a Dorothy y terminan en la corte.

Cuando Dorothy sale de compras, se encuentra con un grupo de personas que se dirigen a la India. Ella los invita a su casa a buscar comida, pero hay un problema, ninguno de ellos tiene permitido hablar.

Dorothy y Robert no están de acuerdo sobre a quién emplear. Si no pueden tomar una decisión, es posible que tengan que hacer su propia limpieza.

Dorothy and Robert return to find that Dorothy has been invited to lunch with the Queen later that afternoon. Will she get there in time?

Dorothy wants a freezer but Robert doesn't. It's going to take a lot of ingenuity to get him to agree.

Dorothy wants a dog but Robert doesn't like pets. She gets a dog on trial from a Mrs Shelton. How will Robert react?

Dorothy's chauffeur Vincent is after Robert's job. Dorothy is tempted but realizes maybe it's better the devil you know.

Dorothy is in bed with a virus. Robert is looking after her but when he takes to his bed, Dorothy has to look after him.

Dorothy's book gets a bad review in the newspaper from an anonymous critic. Dorothy is not happy when she finds out it was Robert that wrote the review.

It's Dorothy's birthday and Robert is taking her on a picnic. A couple of Dorothy's friends want to tag along but they get lost in convoy.

Dorothy has two Members of Parliament as guests and Robert's class prejudice comes to the surface.

Dorothy and Robert argue about who can control the heating thermostat. Dorothy and Robert agree that if she can enter his exclusively all male club for three hours within three days, she can take control of the heating.

Dorothy offers her old dressing table to the boy scouts thinking it's to raise money for charity. When she finds out it's actually for a bonfire she says it's worth £300 pounds. It's not long before every charity wants a share.

Dorothy and Robert encounter an extremely pushy door to door encyclopedia salesman who won't take no for an answer.

Dorothy is extremely nervous when her accountant visits to check her books. However, she shouldn't have worried as her accountant says she should be spending more to take advantage of the tax breaks.

Robert and Dorothy disagree about the type of tiles to get for the kitchen. When Robert buys the tiles he wanted a silence ensues. Things are resolved when Dorothy employs a couple of mediators.

Robert wants Dorothy to buy a Rolls-Royce but Dorothy is having second thoughts. She relents in the end so that they can go to the opera in style.

Dorothy is staying as a guest at a country house. Robert is mistaken as her partner and put in the guest suite. Fearing he'll have to stay in the servants' quarters if the truth is discovered, they decide to keep up the pretence. Things get difficult when mutual friends arrive.