Akira ve cómo una empresa explotadora le absorbe por completo la vida. Mientras tanto, cuando su ciudad es azotada repentinamente por un apocalipsis zombi, encuentra un nuevo sentido a la vida.

Con el apocalipsis zombi en pleno auge, Akira sigue con su idea de disfrutar de la vida tras sus años de esclavitud laboral. ¿Su plan para hoy? Pasarse el día en casa acompañado de unas buenas birras... O ese era, porque cuando descubre que no le queda cerveza, no tendrá más remedio que hacer un viaje al supermercado más cercano para conseguir más. ¿Arriesgarse por unas birras bien fresquitas? Merece la pena.

Akira decide que es momento de recuperar a su mejor amigo, Kencho, así que cuando lo llama por teléfono y descubre que sigue vivo, se lanza a rescatarlo.

Kencho y Akira se dirigen a Ikebukuro a buscar una televisión gigante, pero lo que encuentran allí son más supervivientes, incluyendo a tres chicas que eran... ¿azafatas?

Akira tenía un sueño de niño: ser un superhéroe. ¿Qué mejor momento para convertirse en uno que un apocalipsis zombi?

Tokio comienza a ser muy peligroso, así que es hora de partir hacia Gunma, pero ¿qué mejor que hacerlo en una buena autocaravana? ¡Es el vehículo ideal en un apocalipsis zombi!

Con Akira, Shizuka y Kencho en el campamento de Kosugi, Akira poco a poco vuelve a su antiguo yo, perdiendo su voluntad y quedando a merced de los abusos de su jefe.

Akira, Kencho y Shizuka siguen camino a casa de los padres de Akira cuando encuentran un camión en la carretera rodeado por zombis. ¿Son supervivientes y necesitan ayuda? Akira no lo piensa dos veces y se lanza a ayudar, pero a quien encuentran...

Akira y sus amigos están cerca de su pueblo natal, pero el túnel que conecta el aislado lugar está cerrado, así que tendrán que adentrarse en el bosque y dar un rodeo.

Akira y el resto tienen unos momentos de paz en ese pequeño asentamiento remoto, pero pronto se desatará el caos, y no de forma natural.

Los amigos de Akira tienen que vérselas con los miembros del grupo de Higurashi.