Michael se enfrenta a su detención cuando el equipo de Caral está a punto de capturarlo.

Unos detectives de la policía de Miami ayudarán a Fiona en la búsqueda de un criminal y permitirán que Michael se una a ellos.

Los detectives de Miami siguen en el caso de Michael, pero éste queda aparcado cuando su hermano Nate vuelve para darle grandes noticias.

En un intento por quitarse de encima a la policía de Miami, Michael se propone negociar con uno de los criminales más buscados de la ciudad.

Michael se encuentra con un matemático paranoico que necesita de su ayuda.

Michael se niega a seguir la corriente a los agentes secretos, que quieren llevarlo hasta negocios turbios.

Barry le pide ayuda a Michael para rastrear su lista de clientes de lavado de dinero, la cual cayó en manos de un despiadado ladrón.

Michael está de muy mal humor porque su madre quiere vender la casa de la familia en Irlanda. Lo que le llevará a regresar allí

Michael sigue investigando quien mató a Diego hasta que le interrumpe un caso en el que debe ayudar a una viuda de unos estafadores.

Cuando Sam recibe una visita inesperada de alguien que necesita de su ayuda, Michael debe infiltrarse en un barrio protegido para localizar a un pedófilo.

Michael recibe una visita inesperada de Sugar, su vecino narcotraficante, aunque, esta vez, no busca problemas.

Michael se mete en problemas cuando el sociópata con el que ha estado negociando le pide que robe información clasificada.

Sam convence a Michael para que investiguen el robo en una casa de moda. Descubrirán que tras la falsa belleza se pueden encontrar tramas oscuras.

Fiona descubre que el secuestrador paranoico con el que se involucró es más de lo que parece.

Los miedos más oscuros de Michael cobran vida cuando un terrorista queda en libertad en Miami y amenaza con detonar una bomba a menos que obtenga lo que quiere.