Reinhard von Lohengramm es un joven alto almirante del ejército del Imperio Galáctico que enfrenta a los rebeldes de la Alianza de Planetas Libres en una batalla que parece jugar en su contra. Pese a las reticencias de los altos mandos del ejército, más experimentados y mayores que él, él considera que la batalla que tiene frente a él tiene una victoria sencilla y no requiere que se retiren.

Mientras el joven comodoro Yang ofrece sus estrategias a su superior, Reinhard sigue adelante con su plan para acabar con la Alianza. El vicealmirante Paetta no parece estar dispuesto a seguir las propuestas estratégicas de Yang, pero reconoce su valía.

Este episodio nos permite explorar los inicios de Reinhard y Kircheis, cómo decidieron ser soldados y cuáles son sus ambiciones.

Descubrimos cómo surgió la Decimotercera Flota y como Yang ascendió en las filas del ejército por algo más que sus méritos.

Yang se enfrenta a una tarea imposible y su flota se compone de los restos de la Cuarta y Sexta Flota, así como de un puñado de nuevos reclutas. Lo primero que tendrá que hacer es buscar hombres de confianza que lo ayuden a llevar a cabo su plan.

En plan para capturar Iserlohn sigue su curso, un juego de confianzas donde están en juego muchas vidas, mucha reputación y muchos grandes puestos.

Atajar la rebelión de Maximilian von Castrop parece una misión nuevamente imposible, pero el contraalmirante Kircheis será el elegido por Reinhard para afrontar la situación.

Mientras algunos solo piensan en sobrevivir a la guerra, las fuerzas tras ella buscan el beneficio político y económico sin tener en cuenta las vidas que haya en juego.

El Imperio Galáctico y la Alianza de Planetas Libres enfrentan los resultados de la toma de Iserlohn, pero quienes están en el poder tienen sus propias ideas con respecto a la guerra. El pueblo se deja llevar por los datos superficiales, la mentalidad cambia y la violencia azuza sus almas. La guerra se acerca a un punto crítico y nadie parece poder evitarlo, al menos no sin sacrificios.

Ocupar un terreno es fácil. Defenderlo con una buena flota, también. Pero evitar que tu nuevo pueblo muera de hambre... puede ser más complicado si estás en el corazón del territorio enemigo.

La batalla por cortar los suministros hace que todas las estrategias tengan que darse la vuelta.