Yuzu es una muchacha que empieza a trabajar en la Posada Konohana por mediación de la bhikkhuni. Allí empezará a conocer a sus nuevas compañeras de trabajo, quienes la ayudarán a su llegada.

Aprovechando un día libre de Satsuki, esta se lleva a Yuzu a recorrer la ciudad para que la vaya conociendo. Allí empezarán a acercarse poco a poco la una a la otra.

La relación entre Ren y Nacchan no parece quedar muy clara, sobre todo por parte de Ren. La situación se complica más con la llegada de unos nuevos huéspedes a la posada.

Los sueños tienen un poder tremendo, y en la Pensión Konohana estos adquieren un poder y una dimensión todavía mayor.

Una muñeca tradicional japonesa que habla y se mueve llega a la Pensión Konohana. Allí, las empleadas se encariñan de ella y le hacen lucir más hermosa.

Durante una noche veraniega, cuentan historias de terror, pese a que algunas de las trabajadoras tienen miedo.

La Posada Konohana y sus empleadas siguen relacionándose con seres humanos y espíritus por igual, ayudándolos a seguir con su camino adecuadamente.

Esta vez llega a la posada un nuevo huésped que aparece sin reservación previa. De hecho, no la necesita, pues es una de las personalidades más importantes.

Satsuki encoge por tomarse una medicina para ello pensando que es un dulce, así que en la Pensión Konohana tendrán que arreglárselas con ella a tamaño reducido. Luego llega su hermana la sacerdotisa a hospedarse, lo que abrirá viejas heridas.

La Pensión Konohana recibe a unos dioses y celebran una fiesta mientras recuerdan cómo eran las cosas en otra época, aunque hay una invitada misteriosa que nadie parece conocer. Luego Okiku encuentra a una muñeca abandonada y decide ayudarle.

Yuzu y sus compañeras de la Pensión Konohana van al santuario para celebrar el Año Nuevo. Allí, un acontecimiento inesperado separará a Yuzu del resto de sus queridas amigas.